domingo, 30 de diciembre de 2012

Propósitos de año nuevo

Llegadas estas fechas, algunas personas se ponen a repasar los propósitos de año nuevo que han cumplido o no a lo largo del ya casi esfumado año... Yo soy más bien soy de las que piensan en los del año próximo, y es por ello que tengo que hablar de lo que me pasó el pasado día de los inocentes.

Desde pequeña me dan auténtico terror las agujas. No cualquiera de ellas, sólo las que se introducen en las venas... Es por eso que sacarme sangre, donar, que me pongan vías,... me da auténtico pavor. 

Aunque no lo recuerdo, mis padres me cuentan que la primera vez que me sacaron sangre (en Cádiz) tuvieron literalmente que atarme porque en cuanto veía la aguja salía corriendo con todo el personal sanitario tras de mí. Lo que sí recuerdo es que desde que tengo uso de razón, salvo en dos ocasiones, siempre que me han sacado sangre, me he mareado e incluso llegado a desmayar. Está muy guay el truco ese de mira para el otro lado, pero si al lado tienes a otra persona sacándose también sangre, el truco no ayuda...

Siendo honesta, esta es la auténtica razón por la que siempre me he negado a donar sangre. Me excusaba en si cumplía o no los requisitos, en que tenía el periodo y ya era demasiada pérdida de sangre, en que la aguja era muy grande y me iba a desmayar seguro,... para no donar. Y luego venían los remordimientos porque eso era egoismo puro. 

El pasado día 28 de diciembre estuve con mi madre en el hospital para una revisión de espalda. La espera se alargó durante horas, tiempo suficiente para concienciarme de que tenía que afrontar mi miedo y decidirme a dar el paso. 

Ni los requisistos que nos cuentan siempre son tan estrictos, ni la aguja es tan grande, ni se pasa tan mal. Es prácticamente como sacarte sangre salvo porque esta vez tienes un par de recompensas... La primera, el refresco y piscolabis que te dan al final. Y la segunda y más valiosa, la sensación de felicidad que te inunda desde que estás tumbado en la camilla sabiendo que estás haciendo algo por otros de una forma completamente altruista. Estás dando vida, salud, a otras personas, y ésa sensación vale por todos los pinchazos del mundo con todo tu miedo a flor de piel.



Como he dicho antes, llegado a estas alturas no suelo pensar en los propósitos que he cubierto o no durante el año, sino en los que quiero cubrir en el siguiente. Y aunque más que un propósito de año nuevo, era un propósito de vida que aparecía de forma recurrente, he de decir que en el 2013 no tendré que "donar sangre por primera vez", porque ya lo he hecho en el 2012... 

Por fín puedo decir que, SOY DONANTE.





lunes, 15 de octubre de 2012

El cambio...


Cuando decimos que la gente no cambia, los científicos se echan las manos a la cabeza... Porque el cambio, es la única constante en la ciencia.

La energía, la materia, siempre están cambiando, metarmofoseándose, fusionándose, CRECIENDO...muriendo.

Lo antinatural es que las personas intentemos no cambiar. Que queramos aferrarnos a como era todo antes en vez de dejar que sea lo que es. Que queramos aferrarnos a viejos recuerdos en lugar de generar otros. Que insistamos en creer que, pese a los indicios científicos, todo en la vida es permanente.

El cambio es constante. CÓMO vivamos ese cambio, DEPENDE DE NOSOTROS.

Puede parecernos la muerte o una segunda oportunidad en la vida. Si nos relajamos y nos dejamos llevar, puede parecernos pura adrenalina.

Como si en cualquier momento tuvieramos otra oportunidad. Como si en cualquier momento, pudiéramos nacer de nuevo.

(Meredith Grey, séptima temporada)

sábado, 21 de julio de 2012

Corren tiempos de reivindicaciones...

... y me encanta este poema de Martin Niemöller.


Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas,
guardé silencio,
porque yo no era comunista,

Cuando encarcelaron a los socialdemócratas,
guardé silencio,
porque yo no era socialdemócrata,

Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas,
no protesté,
porque yo no era sindicalista,

Cuando vinieron a llevarse a los judíos,
no protesté,
porque yo no era judío,

Cuando vinieron a buscarme,
no había nadie más que pudiera protestar.

martes, 14 de febrero de 2012

Qué no nos conviene recibir...

Era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo. Al terminar la última clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

-Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburrida.

El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado. El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

-¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?

El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta:

-Por supuesto que no. Contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.

 -Bueno, prosiguió el profesor, cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

-No entiendo a qué se refiere. Dijo el alumno confundido.

 -Muy sencillo, replicó el profesor, tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo, y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad muchacho,concluyó el profesor en tono gentil,

-tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar lo que tu llevas en tu corazón pero de mí depende lo que yo cargo en el mío

Cada día en todo momento, tu puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas lo tendrás hasta que tu decidas cambiarlo. Es tan grande la libertad que nos da la vida que hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices.

Y ahora apliquéselo señores... yo trataré de hacerlo. :-)
 

domingo, 22 de enero de 2012

Pérdidas y....

.... cambios de ciclo.

Nunca he tenido mucho apego a lo material... solo hay una cosa que llevaba siempre conmigo y que, por circunstancias supongo, quería y trataba como un amuleto. Sin embargo ¿lo demás? pienso que al final es solo un lastre, que te ata y coharta tu libertad de alguna manera... Lo importante en la vida, lo realmente importante, es lo que no se puede pagar con dinero... Suena a publicidad, pero es así... El amor, la salud, el cariño, la alegría, la felicidad,... Esos bienes no materiales son los que hay que de verdad perseguir, querer y luchar para que se queden con nosotros.

Sin embargo, mentiría si no dijera que cuando este verano perdí el anillo de pie, que me compré durante el erasmus en italia, aquel que cada año, como un ritual, me pongo el primer día que uso chanclas junto con la pulsetira de cascabeles, se me cogió un pellizco en el pecho...

Cuando en octubre, noté que el peso de mi muñeca era distinto, después de ¿cuántos? 15 años... Me derrumbé... me pasé toda la tarde buscando la esclava que mis padres me habían regalado por mi matrícula de honor en cou, aquella misma que se convirtió en el símbolo de mi familia unida, tras su física separación, aquella en la que ponía "mamá y papá"... aquella... Reconozco que lloré bastante, ya en la soledad de haber asumido la pérdida... y me asusté... malos presentimientos se me vinieron encima... Era mi amuleto, me protegía... mis padres me protegían... ¡¡Nunca imaginé que lo pasaría tan mal!! Aún hoy se me escapan un par (de montones) de lágrimas cuando me acuerdo de lo que significaba para mí y que la he perdido...

No fue hasta la semana pasada, tras buscar ansiosamente por todo el bar mi pendiente favorito y aceptar una nueva pérdida... cuando una amiga me dijo:

-"Las pérdidas significan cambios de ciclo, Mer".

Y casualidad o no, una semana más tarde llegó... aquí está el cambio de ciclo... nos vamos. Dejamos Málaga para comenzar de nuevo...


Adios grandes amig@s, compañer@s de oposición y de trabajo, familia, desayunos con vistas al mar, amaneceres desde mi ventana, paseos por  la arena, nanas cantadas por pavos reales, tuppers playunos, baños en septiembre, perfecta calidez,...y tantas otras... OS ECHARÉ DE MENOS.