Nunca he tenido mucho apego a lo material... solo hay una cosa que llevaba siempre conmigo y que, por circunstancias supongo, quería y trataba como un amuleto. Sin embargo ¿lo demás? pienso que al final es solo un lastre, que te ata y coharta tu libertad de alguna manera... Lo importante en la vida, lo realmente importante, es lo que no se puede pagar con dinero... Suena a publicidad, pero es así... El amor, la salud, el cariño, la alegría, la felicidad,... Esos bienes no materiales son los que hay que de verdad perseguir, querer y luchar para que se queden con nosotros.
Sin embargo, mentiría si no dijera que cuando este verano perdí el anillo de pie, que me compré durante el erasmus en italia, aquel que cada año, como un ritual, me pongo el primer día que uso chanclas junto con la pulsetira de cascabeles, se me cogió un pellizco en el pecho...

No fue hasta la semana pasada, tras buscar ansiosamente por todo el bar mi pendiente favorito y aceptar una nueva pérdida... cuando una amiga me dijo:
-"Las pérdidas significan cambios de ciclo, Mer".
Y casualidad o no, una semana más tarde llegó... aquí está el cambio de ciclo... nos vamos. Dejamos Málaga para comenzar de nuevo...