lunes, 15 de octubre de 2007

Cuéntame un cuento...

¿Te gustan los cuentos? A mí me encantan. Con uno u otro final, siempre me hacen soñar. Desde los clásicos a los modernos, los tradicionales, los desconocidos, los que me invento cada noche antes de dormir… todos, sin excepción, me gustan. Y es que… ¿a quién no le gustaría vivir su propio cuento?


Yo, sin duda, me pido viajar a “Muy muy lejano” a vivir un cuento lleno de sonrisas!


¿Tu cual te pides?


Hace poco leí “Once Minutos”, de Paulo Coelho… Os dejo uno de los cuentos de María, la “prota”… Triste, pero… es SU cuento… :-)


Érase una vez un pájaro, adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas. En fin, un animal hecho para volar libre e independiente, para alegrar a quien lo observase. Un día, una mujer lo vio y se enamoró de él. Se quedó mirando su vuelo con la boca abierta de admiración, con el corazón latiéndole más de prisa, con los ojos brillantes de emoción. Lo invitó a volar con ella, y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro.


Pero entonces pensó: " Tal vez quiera conocer algunas montañas distantes!. Y la mujer tuvo miedo. Miedo de no volver a sentir nunca más aquello con otro pájaro. Y sintió envidia, envidia de la capacidad de volar del pájaro.


Y se sintió sola.


Y pensó: " Voy a poner una trampa. La próxima vez que el pájaro venga, no volverá a marcharse".


El pájaro, que también estaba enamorado, volvió al día siguiente, cayó en la trampa y fue encerrado en la jaula.


Todos los días ella miraba al pájaro. Allí estaba el objeto de su pasión, y se lo enseñaba a sus amigas, que comentaban: Eres una persona que lo tiene todo.


Sin embargo, empezó a producirse una extraña transformación: como tenía al pájaro, y ya no tenía que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro, sin poder volar ni expresar el sentido de su vida, se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo, y ella ya no le prestaba atención, excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.


Un buen día, el pájaro murió. Ella se puso muy triste, y no dejaba de pensar en él. Pero no recordaba la jaula, recordaba solo el día que lo había visto por primera vez, volando contento entre las nubes.


Si profundizase en sí misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanto del pájaro era su libertad, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico.

Sin el pájaro, su vida también perdió sentido, y la muerte vino a llamar a su puerta.

"¿Por qué has venido?" le preguntó a la muerte.


"Para que puedas volar de nuevo con él por el cielo" respondió la muerte.


Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía más; sin embargo, ahora necesitas de mí para poder encontrarlo de nuevo.


PS: Un cuento guay de mi amiga la Pilona.

3 comentarios:

david c. dijo...

Vaya,precioso cuento andarina,me ha gustado.Supongo que en el fondo todos tenemos algo de ese cuento en alguna de nuestras vivencias.Un beso!

juan valverde marin dijo...

Triste... Pero muy boniko, y sobretodo, da q pensar, q es lo importante.

Butterfly Pilon dijo...

Hola guapetona, por que sé que es un cuento sino estoy llorando a moco tendido, me a gustado mucho, son de los que te hacen pensar en la vida. Un besote.