miércoles, 20 de abril de 2011

No quiero cambiar

¿Por qué he de hacerlo? ¿Por qué he de cambiar? ¿Porque lo dice un tal Norwood en su libro "Las mujeres que amaban demasiado"?. De ese libro solo conozco la portada (la cual he visto hoy mientras cubría uno de mis quehaceres vacacionales), y ya puedo decir que no disfrutaría leyéndolo.

La leyenda dice "Cómo cambiar nuestra manera de ser y así dejar de sufrir"... Sí, quizá si dejáramos de entregarnos con esas ganas y sobre todo desinterés a las personas que conocemos, dejaríamos de sufrir... pero ¡¡nos perderíamos tantas cosas!!

Nunca dejamos de escuchar que las mujeres somos unas arpías, que no podemos ser amigas, que nos tratamos fatal entre nosotras... también desde otro lado, escuchamos que a las mujeres no hay quien las entienda, que son muy dependientes y extremadamente sensibles... y finalmente, y de lo más importante, qué pesadas son algunas mujeres, qué intensas, sobre todo a la hora de comer... Ya sea con el perfil de amiga, novia, o madre... siempre llevamos las de perder... no sabemos hacer bien las cosas nunca. Pero... ¿y si se mira desde el otro lado?

"Discuto" con mis amigas algunas veces, nos picamos otras tantas, pero siempre, todo, lo hablamos, comentamos, volteamos y arreglamos... ¿eso no es muestra de entrega y de cariño real? ¿No es una forma además, de conocer a la persona a la que quieres? ¿aprendiendo a aceptar y a querer los choques de carácter?

Como novia no tengo palabras para expresar lo coñazo que soy... "castigo divino" me llama mi querío... y es que lo peleo todo. Si tuviera que hacer un rankin de las parejas que más "discuten" de mi alrededor, diría que nos llevamos la palma, pero también sé, hoy más que nunca, que todos nuestros enfrentamientos nos han hecho más fuertes, y que si aún ahora estamos juntos en parte es por todo lo que hemos hablado en esas supuestas "discusiones", por todo lo que nos conocemos y por cómo éso nos ha ayudado a saber entendernos mejor, respetarnos, ayudarnos y tratarnos...

Aún no soy madre, pero sí puedo hablar de la relación con la mía; la mujer más intensa del mundo. Se pasa la vida la pobre escuchando lo pesada que es, lo agonías,.... "no te estreses", "descansa un rato", "deja éso", "déjame",... Y éso es lo que obtiene como respuesta a algo muy puro... lo más puro que existe en este mundo. Solo le preocupa una cosa: agradar y hacer felices a sus hijos. No existe el egoismo, no existe el "yo"... ella solo conoce el "dar"... la entrega absoluta. ¿o es que acaso hay alguna más allá?

Y sufrimos, sí, ¡vaya que si sufrimos! ¡Y lloramos también! ¿Qué? No te oigo... ¿Mucho, dices? ¿que lloramos mucho? Pues sí. Somos así, sensibles. Puro sentimiento. Algo que entregamos completamente a los que queremos. Y esa entrega da muchísimas satisfacciones, tanto que es para nosotras la vida. Así que no, no quiero dejar de sufrir.

No quiero cambiar.

2 comentarios:

Natalia González dijo...

Di k sí... no se debe de cambiar nada por k a otros no les guste o no nos entiendan. Nos debemos aceptar tal y como somos y tal y como son los demás, y en el caso de que algo no nos guste de nosotros mismo intentar cambiarlo, pero por k así lo deseamos....

Me ha encantado la parte en la que hablas de tú Madre, refleja a muchas otras Madres :)

besos guapa.

mmhr dijo...

Sé siempre tú misma, pese a quién pese. Llevo toda la vida llevando la contraria a mucha gente por defender mi postura y así he ido aprendiendo a ser YO.
Tocaya, me gusta lo que escribes y como lo haces. Un beso.