martes, 29 de abril de 2008

Hoy en el trabajo...

… he tenido que hacer una presentación que justificase la necesidad de establecer un “ciclo de vida” a la hora de abordar un proyecto…

Como la Wiki (mi gran salvadora) dice, >>La gestión del ciclo de vida de un producto se refiere a la consideración de los diferentes estados que va a atravesar un producto a lo largo de su existencia…<<>

Pues bien… en la transparencia número 7 de la presentación he incluido el siguiente fragmento de “Alicia en el País de las Maravillas” en el que ella misma habla con el Gato de Cheshire (gato de rayas rosas siempre sonriente):

- “¿Podría decirme, por favor, qué camino debo tomar desde aquí”.

- “Eso depende, en gran medida, de a dónde quieras ir”, dijo el Gato.

- “Eso no importa mucho”, dijo Alicia.

- “Entonces no tienes problema con el camino que cojas”, dijo el Gato.

- “… con tal de que llegue a alguna parte…”, añadió Alicia como justificación.

- “Oh, seguro que lo harás”, dijo el Gato, “con tal de que camines lo bastante”.

¿Qué? ¿Cómo se te queda el cuerpo? Supongo que habrá gente (¿quizá la mayoría? suertudos…) muy segura de sí misma y con las ideas muy claras, que les parezca una tontería, pero a mi este texto me dio mucho que pensar…

He pasado unas semanas con mucho estrés en el trabajo y con una ventanita con vistas a una nueva vida… Lo cierto es que no me he querido parar a pensar mucho qué hacer con esa ventanita hasta por lo menos saber si conseguiría abrirla o no… ¡Para qué fantasear a lo tonto? Pero aún soy persona (bien!), humana (menos mal!!!) y con mucha debilidad mental (y no tan mental)… lo cual ha hecho que alguna que otra vez, sobre todo cuando he tenido que justificar el por qué de querer abrir esa ventana, me preguntase determinadas cosas… ¿Sé lo que quiero en la vida? ¿Sé cual deseo que sea mi próxima etapa? ¿Conozco el por qué de mis decisiones? ¿Soy demasiado impulsiva? ¿Poco estricta con mi modo de vida?

No, no tengo un ciclo de vida planificado… y eso sinceramente a veces me da miedo… Pero otras veces, cuando lo pienso de veras, digo… “Me gusta mi vida”. Quiero seguir así, quiero seguir descubriendo lo que me gusta y lo que quiero. Quizá no sea la forma mas inteligente, ni la más madura, ni la más… pero es como lo sé hacer, y ¿por qué cambiarlo? ¿No llego acaso Alicia al País de las Maravillas?