Hace un par de años coincidí en un centro con personal cualificado en Lengua de Signos, Braille, discapacidad auditiva y visual (mi Loli y mi Inma, so guapas). Teníamos alumnado que padecían estas discapacidades, y había gente dedicada al apoyo y complementación de su formación. La experiencia para mi fue bonita, aunque muy frustrante, pues mi desconocimiento y ausencia de preparación, no me permitía darle a esas alumnas todo lo que merecían para una atención completa (la que recibían el resto de compañeros).
Aquel año empecé a interesarme por la formación en Braille, LSE y este tipo de necesidades educativas. ¡¡Cuánto que aprender!! Lo hacía como hobbie, de estas formaciones que no pesaban... De esas que sólo se hacen con determinadas edades y en muy pocas ocaciones en la vida (al menos en mi caso)... De esas en las que se disfruta.
Hace apenas unos días, sin esperármelo y poniendo mi vida y la de Antonio del revés, me ha llegado la posibilidad de abordar un trabajo más profundo con niños con estas discapacidades. El lunes comienzo lo que sé de antemano que será un año intensísimo en cuanto a aprendizaje personal, profesional, retos y satisfacciones. Y, aunque ahora siento miedo escénico de no estar a la altura de sus necesidades, sé que daré lo mejor de mí misma por y para ellos. Porque me encanta mi trabajo. Porque se me da bien. Porque yo lo valgo. ¡¡¡Comienza la aventura!!!
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